sábado, 8 de diciembre de 2012

Capitulo 3: Decepción.



-Dónde has estado?-me preguntó Michael mientras nos sentabamos para comer en casa.

-He ido a las tiendas de Los Ángeles, me he comprado ropa para esta noche.

-Oh, en referente a eso, mi vida, te amo, pero me han exigido trabajar esta noche en la discografica.-Miró hacía abajo según me lo decía, no deseaba ver la cara de decepción que me había creado.

-Ah, esta bien... en fin, es tu trabajo.-le dije tratando de esconder mi decepción.

-Estás enfadada?

-No lo estoy, del mismo modo que yo tengo compromisos, tú también los tienes, lo comprendo.

Alzó la vista hacía mi y me regaló una sonrisa de alivio.

-Te lo compensare.

-No hay nada que compensar, cariño.-le devolví la sonrisa.

-Y... has visto a alguien en Los Ángeles?-me cambió de tema mientras se metía un trozo de verdura estofada.

-No, me encontre con la prensa, pero no es nada nuevo, mejor no hablar de ello... también pasé por delante de un local que iba a dar un concierto de rock.

-Por dónde las tiendas de Channel? No suelen dar muchos conciertos de rock por donde ahí.

Michael había dicho justo lo que había pensado en ese momento.

-Eso pensé!... sinceramente, no comprendo ese estilo de vida.

-Estilo de vida?

-Ya sabes, sexo, drogas, rock n' roll, actitud un tanto desagradable...

-Es un prejuicio eso que oígo?-me preguntó levantando una ceja, como sorprendido por lo que había acabado de oír de mi boca.

-No...

-No todos los cantantes de rock son así, hay muchos que son muy agradables.

-Los que he conocido yo no lo han sido, no te acuerdas de aquel grupo que conocimos? Me pidieron que le enseñara los pechos!

Michael se quedó un momento pensativo, buscando alguna forma de lograr que cambiara de idea.

-...Estos días estoy contando con la colaboración de un grupo de rock, The Doners, ellos son autenticos mounstros en la música, pero tienen una personalidad muy amistosa, te los presentare.

-He oído alguna canción de ellos por la radio, son muy actuales.

-Entonces, una barbacoa en Neverland?  

-Vale.

Michael se levantó.

-Tengo que irme.-me besó la cabeza con una increible ternura, sellando el trato.

-Dormiras en casa esta noche?

-No lo se...

Mire mis manos con desilusión, el trabajo de Michael a veces le obligaba a dormir en el estudio.

-Ok.

-Adiós, te quiero muchisimo.

Me levanté.

-Espera.

Michael se giró para atenderme, sabía lo que le iba a pedir, un beso que me llevara lejos durante un segundo.

-Quiero que este beso te acompañe en tu larga noche.-le rodeeé con mis brazos y le besé.

Haciendo un pequeño baile en circulo con sus consecuentes respiraciones entrecortadas, nos despedimos uno del otro.

-Me haces sentir único.-me susurró, una voz de aire mágico que rodeaba a mi oído.

-Es solo mi forma de amar.

-Amo la forma en la que me amas.-se separó de mi lentamente.

-Hasta pronto.

-Que Dios te abrige, mi amada.

Michael recorrió lentos pasos, llegó al pasillo y oí como abría la puerta y la cerraba con su delicadeza especial. Todo pareció volverse gris y triste sin su presencia.

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